Dentro de mí la sangre me remueve palabras,
Y a mí, que escucho, me parece que es el cuerpo
Quien quiere decirme y hablar de la memoria
Que el hombre ha consumido en su olvido…
Es espeso el velo entre mí y esas palabras
Que apenas pensadas, parecen apagarse…
Son como lejano sonido, quizás de los campos,
Retornan como golondrinas en su ensoñarse…
Mas sé, sin amargura, que son hermosos cantos,
Como una voz que al encantamiento nos llamase.
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