Va declamando un cómico difunto.
Una ralea, reí, perdidamente,
Bien dispuesto... Y hay un olor en el ambiente
A cripta y a polvo, — del anacrónico asunto.
Muda el registro, está aquí una barcarola:
Lirios, lirios, agua del río, la Luna...
Ante su cuerpo navega el cuerpo mío
Sobre un pantano — estática corola.
Muda otra vez: gorjeos, estribillos
De un clarín de oro — el olor a junquillos,
¡Vivo y acre! — tocando la alborada...
Cesó. Y, amorosa, el alma de las cornetas
Se quebró ahora rociada y velada.
Primavera. Mañana. ¡Qué efluvio de violetas!
Comentarios
Publicar un comentario