Fonógrafo




Va declamando un cómico difunto.
Una ralea, reí, perdidamente,
Bien dispuesto... Y hay un olor en el ambiente
A cripta y a polvo, — del anacrónico asunto.

Muda el registro, está aquí una barcarola:
Lirios, lirios, agua del río, la Luna...
Ante su cuerpo navega el cuerpo mío
Sobre un pantano — estática corola.

Muda otra vez: gorjeos, estribillos
De un clarín de oro — el olor a junquillos,
¡Vivo y acre! — tocando la alborada...

Cesó. Y, amorosa, el alma de las cornetas
Se quebró ahora rociada y velada.
Primavera. Mañana. ¡Qué efluvio de violetas!

Camilo Pessanha (1867–1926), de Clepsidra (1920, tr. Miguel Ángel Flores)

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